O: La verdadera diferencia

La diferencia entre el Barcelona y el Real Madrid no es 2-0. Ese es apenas el resultado de un partido en el que las verdaderas diferencias se juntaron para decir ‘aquí estamos para explicar por qué uno es un equipo de fútbol y el otro un rejuntado de nombres’.

Al Barcelona le sobra lo que al Madrid le falta en absoluto: volantes con cabeza levantada. Xavi, el mejor de la cancha el sábado, dio una cátedra de lo que significa jugar de ‘10’, de que esa posición aún existe –pese a los nuevos criterios de los que juegan con dos carrileros y dos de punta- y es la que hace que un equipo se mueva a un ritmo armónico. Por el lado del Real, sigue sin aparecer un pensador en el medio, y al único que podría ocupar esa posición, Guti (amén de Kaká, lesionado), lo han traído a la baja hasta borrarlo como jugador de peso.

Pero si no es Xavi, existe Iniesta, o Messi bajando unos metros. Porque el Barcelona se para en la cancha para ser protagonista, no con la inconcebible propuesta de comprar millones en estrellas y luego ser un equipo ‘contragolpeador’, como el Real Madrid.

La diferencia entre el Barcelona y el Real Madrid es mucho más que 2-0, y solo la tensión de un clásico puede poner las cosas en otra perspectiva, ayudando al equipo merengue a tener mucho más respeto que el que ha demostrado merecer a la hora de conseguir resultados importantes. Marca tituló: ‘El Madrid, incapaz de dar la talla en los partidos grandes’, enumerando las patinadas de los blancos en todo lo que significó compromiso importante en la temporada, incluyendo al partido anterior con el Barcelona y la eliminación de la Champions ante el Lyon.

Es mucho más la diferencia entre los dos grandes de España, y no quedó plasmada con mayor crueldad para los locales gracias a un arbitraje para el olvido de alguien que en toda su carrera (y ya está por retirarse) había conducido un solo clásico antes. Ahora se entiende por qué. Patético lo del Sr. Mejuto, con una actuación de neto perfil localista, ignorando un claro penal a Messi y perdonándoles la vida a dos jugadores merengues que pegaron todo lo que quisieron, Alonso y Ramos.

Quedan 7 partidos, 21 puntos por jugar y algunos dicen que aún todo puede suceder. Pues parece difícil que suceda lo que el Real Madrid necesita para ser campeón de España, que es nada menos que convertirse en un verdadero equipo mientras el Barcelona deja de serlo.