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jueves, 5 de agosto de 2010

Incomprensible

Se puede comprender que Beckham, Henry o Rafa Márquez, en el ocaso de sus brillantes carreras, lleguen a jugar a una MLS que les ofrece un sabroso contrato y ... nada más. La liga de Estados Unidos está muy lejos del verdadero fútbol profesional, porque juega apenas seis meses al año (eso es lo que hace que David Beckham se pase sus 'vacaciones de verdadera competencia' en el Milan), no tiene vidriera y, lo más importante, no ha logrado aún que el fútbol cale profundamente en los americanos.
En Estados Unidos el fútbol sigue estando postergado, muy lejos del football americano, del basquet, el béisbol y hasta, tal vez, del hockey sobre hielo. Aún con las llegadas de los Cuauhtémoc, los Angel o los demás, la Major League Soccer sigue sin dar el gran paso. Por eso Bradley juega en Europa y Donovan ha estado en el 'Viejo Continente' y quiere volver. Los propios jugadores americanos de nivel no quieren estar en la MLS.
Entonces no se comprende, salvo por motivos estrictamente económicos, que un jugador joven, que acaba de volver de un mundial donde su equipo tuvo una muy buena participación, se 'entierre' en la MLS. ¿No había ningún equipo europeo o mexicano o brasileño (se está pagando muy bien ahora en Brasil) interesado en un lateral de la categoría de Alvaro Fernández?.
Es cierto que su estadía en Puebla no fue la mejor, pero anduvo muy bien en Nacional, en 'U' de Chile y en la Selección de Uruguay. Su balance es altamente positivo.
Más allá de las cifras de un contrato cuyos detalles se ignoran, parece que a los 24 años Alvaro Fernández debería de apostar por plazas con mejor vidriera para su potencial. Ojalá que alguien desde Europa mire hacia Estados Unidos para rescatar a este buen y joven volante a tierras más profesionales, donde el fútbol sea una cuestión de tradición y de 365 días al año.
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El mismo perro con otro collar

No había quien no jurara que la Copa Sudamericana 2006 sería de aquel Colo Colo que enamoraba con su juego, con figuras como Matías Fernández y Suazo, entre otras. Para los que aún tenían dudas, el empate en México terminó de despejarlas y planteó un inmejorable escenario para los chilenos al enfrentar la revancha en casa. Sin embargo el Pachuca sorprendió y con una merecida victoria por 2-1 se llevó el primer título de la Conmebol a tierras Aztecas.
Cuatro años después la sorpresa es mayor y, aunque aún Guadalajara no ha ganado nada, un equipo mexicano viaja a Chile de punto y vuelve de banca, con el boleto a la final de la Copa Libertadores de América. Lo mejor es que lo ha hecho luego de vivir mil percances y superarlos todos.
Jugó gran parte del torneo sin cinco de sus titulares por estar convocados a la Selección de México. Sufrió lesiones. Incluyó juveniles. Fue fiel a su tradición y se las arregló solo con jugadores mexicanos, muy jóvenes a veces. Vendió a su mejor jugador y goleador, Javier Hernández, por lo cual no pudo contar con él. En Chile no pudo alinear a su jugador más importante del momento, Omar Arellano. ¿Qué más hacía falta para dar a Chivas por muerto? Sin empbargo ...
La hinchada de la 'U' de Chile no paró de alentar a su equipo durante los 90 minutos, pero el canto permanente no pudo disimular la sorpresa que se llevaron los locales, cuando un equipo joven salió a cambiar golpe por golpe con el favorito. Chivas propuso un partido abierto, llegó en varias oportunidades y fue más que la 'U'. Ganó por 2-1 (igual que aquel Pachuca) y pudo ser mayor la diferencia.
Otra vez un mexicano sorprende a los chilenos en propia casa y cuando eran favoritos. La historia vuelve a repetirse cuatro años después. Es el mismo perro con otro collar o la misma gata pero revolcada.
Todavía hay que jugar la final, pero este Chivas ya enorgullece a todo México, ya hace soñar a sus fanáticos y creer al resto de los aztecas.
¡Sí, se puede!. Este equipo ha demostrado que lo puede todo, entre otras cosas cambiar el sabor amargo que la Selección mexicana dejó tras el mundial. Eso ya lo ha logrado, todo lo que venga después es valor agregado. 





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