Con la excepción de Brasil, durante casi
toda la historia, y Argentina, durante los últimos treinta años, ninguna
selección puede presumir de haber tenido, en cada mundial, equipos candidatos
al título.
Desde la Hungría de Puskas hasta la
Colombia de Valderrama, pasando por la Francia de Platini y la Holanda de
Cruyff, diferentes países han soñado con llegar al título, prendidos de la
esperanza que se basó en determinada generación de jugadores. Ninguno lo
consiguió, entre otras cosas porque esa ola, en la que confiaron como ansiosos
surfistas, no pudo con la realidad del permanente tsunami que es Brasil, las siempre respetables presencias de alemanes e italianos, o
porque esa ‘generación dorada’ de turno no dio la medida, a la hora de la hora.
Ninguna nación soñó tanto y tan seguido,
durante los últimos 35 años, como Holanda. Todo comenzó con la ‘Naranja
Mecánica’, dirigida por Rinus Michels, inspirada en un concepto diferente del
juego a partir de la polifuncionalidad de sus elementos, que tuvo cimentación
en figuras como Johan Cruyff, van Hanegem, Neeskens, Rep, Resembrink, Kroll ,
Rijsbergen, Haan y cía.
Cuando, tras llegar a dos finales
mundialistas y perderlas ambas (Alemania ’74 y Argentina ’78), parecía que la
ilusión holandesa no vería llegar otra ola por mucho tiempo, el mundo se sorprendió
cuando nuevamente la esperanza se vestía de naranja, esta vez de la mano de Ruud
Gullit, van Basten, Koeman, Rijkaard y otros, nuevamente bajo la batuta de
MIchels, a mediados de los 80s. Una Eurocopa (1988) fue todo lo conseguido,
amén de una frustrante eliminación temprana (8vos.) ante Alemania en Italia
1990.
Sin embargo la producción holandesa de
jugadores no paraba, en gran parte gracias al trabajo de base que se realizaba
en equipos como el Ajax, además de haber descubierto una verdadera veta de jugadores
en una de sus ex colonias, Surinam. Los 90s fueron el tiempo de Dennis
Bergkamp, Edgar Davids, Kluivert, los hermanos de Boer, Overmars, Jonk etc. Un nuevo tiempo
para soñar y para despertar abruptamente en 1994 y 1998 ante la misma cruda
realidad: Brasil.
Amaneció el nuevo siglo con van
Nistelrooy posicionado como uno de los mejores goleadores de Europa, con
Seedorf haciendo gala de su panorama de juego, pero no fue suficiente para
clasificar al Mundial de Corea y Japón. Volvieron al gran escenario en 2006, con
van der Saar, Robben, van Persie, van Nistelrooy, Kuijt y Babel, pero tampoco.
¿Qué tiene ahora que no tuvo antes? Hay
nuevos nombres que pesan en Europa (Heitinga, Huntelaar, Sneijder, van der
Vaart), otros que han adquirido más peso (Robben, van Persie) y faltan otros
como van der Saar, un portero que aún está en plenitud pero ha renunciado a los
‘tulipanes’.
Clasificó a Sudáfrica sin sobresaltos.
¿Es ésta la ola definitiva para la afición naranja o se topará otra vez con su
falta de convicción, con otro tsunami ‘verde-amarelho’, con una ola más grande
que llegue desde España o con qué?
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