R: 6 aplausos y 6 abucheos

El fútbol mexicano de liga es un espectáculo que crece día a día y a pasos agigantados. Aquí va una media docena de motivos importantes de un éxito al que la crisis no parece hacerle gran mella, y otra media docena de razones por las que no termina de ganarse un total respeto.

Aplausos

1) El público. Llena los estadios con una afición que más parece adicción. Los mexicanos concurren a los escenarios a pesar de que los boletos no son baratos, además de consumir generosamente todos los productos derivados de su pasión, que van desde playeras hasta bebidas, pasando por mantas, gorros, llaveros, etc.

2) Paridad. Al inicio de cada torneo azteca no menos de 6 equipos exhiben planteles con aptitudes como para pelear por el trofeo, a diferencia de otros torneos de liga donde la definición se sabe que estará entre dos o tres (España, Inglaterra, Italia).

3) Estilo. La propuesta general de los equipos es de pelota al piso, toque, velocidad y técnica, lo cual hace que aún los peores partidos no sean aburridos ni carezcan de estética y ritmo.

4) Extranjeros. A los jugadores mexicanos destacados, cada año se suman foráneos para conformar una legión extranjera que entrega desde ídolos hasta desilusiones, en una plaza que es muy atractiva en lo económico.

5) Prensa. Una amplia cobertura periodística en todas sus versiones, ayuda a vender el show tanto a equipos como a medios. Prueba de ello es la frecuente inauguración de nuevos programas deportivos en las cadenas televisivas.

6) Liguilla. El sistema de liguilla mantiene la incertidumbre hasta el final. Principalmente cuando en los últimos torneos los líderes generales han fracasado tras buenas campañas en fase regular, al caer ante equipos presumiblemente más débiles.

Abucheos

1) Liguilla. También este sistema tiene su lado oscuro y no es otro que quitarle valor a lo hecho por un equipo durante todo un torneo. Muchas veces basta una mala tarde en la liguilla para que caiga todo lo trabajado a lo largo de un torneo por un buen equipo o, viceversa, que en una buena tarde un equipo mediocre se encuentre con un premio excesivo.

2) Multipropiedad. Los equipos mexicanos no son propiedad de los socios del club, sino de empresas o dueños. Lo peor es que un dueño puede tener más de un equipo, pese a la prohibición expresa de la FIFA, lo cual da lugar a suspicacias cuando dos cuadros de un mismo patrón se enfrentan y el resultado favorece al que más lo necesitaba.

3) Pacto de caballeros. Un acuerdo que logra maniatar a los jugadores que esperan que sus contratos terminen para ser dueños de sus pases. Los propietarios se ponen de acuerdo para que esos jugadores no sean fichados por otro equipo mexicano sin que exista una ganancia para el equipo que ha finiquitado su relación contractual con el deportista. La ausencia de un gremio de jugadores en México favorece esta situación.

4) Técnicos. Gran parte de los técnicos del fútbol mexicano se mantienen activos pasando de un equipo a otro, en un círculo vicioso que impide la llegada de nuevos entrenadores con nuevas ideas. Nombres como los de Rubén Romano, Enrique 'Ojitos' Meza, Luis Fernando Tena, Miguel 'Güero' Herrera y Manuel Lapuente, entre otros, desaparecen de un equipo para aparecen inmediatamente en otro de la liga azteca.

5) Prensa. En contraposición a la amplia cobertura periodística hay que señalar que una importante parte de ella está parcializada, en gran parte porque la propiedad de algunos medios de prensa suele ser de los mismos dueños de algunos equipos.

6) Ordenador. El trabajo de los árbitros mexicanos es tan bueno o tan malo como el del resto de sus colegas del mundo. Lo que genera polémicas y protestas airadas es la forma de designarlos para ciertos partidos. Todo se atribuye desde el colegio de árbitros al 'ordenador', en una explicación que no convence a nadie, porque, obviamente, detrás de una computadora existe siempre la mano de una persona.