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sábado, 22 de mayo de 2010

El Inter por otro camino


Fue la final de las mil revanchas, de los mil desafíos personales, de las mil historias vinculadas a un partido a cuya importancia natural se suma la de ser la gran final previa a un mundial.
Por eso Zanetti celebró con todo su partido número 700 con la camiseta ‘neroazurra’, que conmemoró nada menos que siendo el primer capitán argentino de un equipo campeón de la Champions, y que fue la muda pregunta reiterada a Maradona. ¿Por qué no el Pupi?.
Otro tanto para Cambiasso, figura fundamental del campeón. Pulmón incansable para recuperar y hábil cerebro para distribuir. ¿Este tampoco, Diego?.
Para Milito fue la confirmación de su gran momento. Mejor jugador de la final, implacable goleador y otra pregunta para el ‘10’ ¿Es suplente de Higuaín o al revés?.
Lucio dijo lo suyo, porque Van Gaal lo desechó cuando se hizo cargo del Bayern, para que fuera a parar al Inter y demostrar que la decisión del holandés no fue la mejor. Ni Demichelis ni van Buyten calzan los puntos del brasileño. Milito se divirtió con los dos.
Fue el regreso de Snaijder, para coronarse en el estadio del equipo que también lo dejó de lado, cuando las llegadas de Kaká, Cristiano Ronaldo y Benzemá deslumbraban. También, aunque se haya ido vencido, fue la misma historia para Arjen Robben, otro tremendo jugador que paseó su clase pese a estar muy solo en la conducción de un equipo que extrañó a Ribery.
Fue la segunda coronación consecutiva en Champions para Samuel Eto’o, uno más de los descartados pero por el Barcelona, que entendió que Ibrahimovich valía mucho más que el camerunés y lo entregó en parte de pago junto a 45MM de euros.
Fue la noche, el día y la semana completa de José Mourinho, el técnico que sabe llenar páginas de periódicos con gestos o declaraciones. Hoy, a pesar de la coincidencia general sobre lo poco agradable que suele ser el portugués, el mundo parece coincidir en que es el mejor orientador del momento.
Fue el viejo Inter  Milan, después de eternos 45 años, encaramándose en la cima del fútbol de Europa, haciendo llorar a sus ‘tifossi’ en las tribunas y sacudiéndose todos los complejos que le ha sembrado su ‘hermano exitoso’ , el AC Milan, con sus siete torneos europeos en vitrinas.
Fue el nuevo Inter, el que se para en cada partido con diferente perfil como consecuencia de un estudio previo. Hubo un Inter en la fase de grupos de esta Champions, otro en octavos, otro diferente en la ida de cuartos ante el Barcelona y otro irreconocible en el partido de vuelta en el Nou Camp. El de la final fue una versión cautelosa pero no miedosa, no fue atacante pero tampoco dudó a la hora de pegar. Un equipo efectivo sin brillar, sólido y principalmente, en cada uno de sus jugadores, muy maduro e híper concentrado. La única desconcentración la tuvo al inicio de la segunda mitad y casi la paga muy cara. Si no pasó nada es porque, además de todo, tiene al mejor arquero del mundo, Julio César.
Mientras todo el mundo sigue deslumbrado con el Barcelona, el Inter a dicho que existen otras formas de llegar. Poco ortodoxas, irrespetuosas con el espectáculo a veces, pero formas al fin. Más de un camino conduce a la ‘Orejona’.

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