Al que no quiera churrasco, ¡dos platos!

Uruguay venció a México, al anfitrión, Sudáfrica, al favoritismo previo de una Francia que se ha convertido en el mayor fracaso de este mundial, a los pronósticos de la prensa especializada que no lo tenía en cuenta y, principalmente, a un pasado reciente que no ayudaba a creer en los celestes. Es el campeón del Grupo A, ha finalizado la fase de grupos con su portería invicta, convence, no brilla pero gusta y demuestra estar apto para alcanzar niveles que hace mucho tiempo no alcanza en copas del mundo.
México es el segundo del grupo, gracias a la diferencia de goles que le permitió postergar a los sudafricanos, despierta incertidumbre, tiene momentos de juego tan vistoso como inefectivo, le cuesta anotar y presenta fisuras importantes en defensa.
Lo peor es que enfrentará precisamente al equipo que quería evitar en octavos, Argentina, ante el cual dar facilidades en defensa es suicida. México se atragantó con un churrasco demasiado duro, como lo fue Uruguay, y ahora deberá enfrentarse a otro que le plantea dos opciones: fracaso o gloria. Sin términos medios.
Sí México pierde con Argentina las quejas por las no inclusiones de Guardado y Hernández como titulares se convertirán en clamor con matiz de escándalo; para no hablar de los reproches por esas caprichosas decisiones de colocar de titular a Cuauhtémoc contra Uruguay (¿pensó que los charrúas se asustarían ante el cacique de los aztecas?)y porfiar con Guille Franco al frente del ataque. Volverá a frustrar sus ya poco ambiciosas expectativas de alcanzar el quinto partido en un Mundial. Seguirá con el eterno rótulo del México del 'ya merito'.
Si le gana a Argentina logrará vengar la derrota que le propiciaron los pamperos en Alemania 2006, en la misma fase de octavos, alcanzará el quinto partido que tanto codicia y hasta puede que algo más, habrá derrotado a un candidato serio al trono, y todo lo que haya decidido Aguirre, mal o bien, pasará al olvido, y todos a cantar 'Cielito Linto' al Angel.