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miércoles, 24 de febrero de 2010

R: Fútbol con bronceador



Otra de las versiones de un juego que se acomoda a cualquier superficie, el fútbol, crece a pasos agigantados en la preferencia de jugadores e hinchas, favorecido por el escenario que significan las playas, con sus arenas brillantes, sus aguas azules y los mejores bikinis en las tribunas como marco. El fútbol de playa acumula seguidores, encandilados por algunas piruetas y goles que llegan en cuestión de instantes y que lo hacen casi circense, amén de ofrecer a los hinchas la posibilidad de refrescarse con una zambullida en las aguas del mar.

Crecimiento vertical
Grandes figuras como los brasileños, Zico, Junior y Romario, los argentinos Goicoechea y Olarticoechea, los italianos Stefano Tacón y Alessandro Altobelli, o el francés Eric Cantona y el mexicano Jorge Campos promovieron esta modalidad, un tanto desconocida de fútbol, que ofrece goles a racimos, jugadas plásticas y vistosas, y un fútbol espectacular que atrapa rápidamente a los observadores.
Nacido hace muchos años en las playas de Río de Janeiro, y tras más de una década de inestabilidad en busca de su propio mercado en el saturado mundo del fútbol, la FIFA aceptó darle cobijo a esta especialidad hace poco más de cuatro años y asumió la organización oficial de la Copa del Mundo de Fútbol de Playa.
Para resumir el fenómeno en el que este evento se ha convertido, el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke es claro y rotundo: “No conozco ningún otro deporte que haya progresado de tal manera en tan poco tiempo”. Y es que el fútbol playero apenas se integró a la familia de la FIFA hace sólo cinco años, y el éxito de las dos primeras Copas del Mundo de Fútbol de Playa ha sido tal que cada vez son más los países interesados en participar e inclusive en ser sede de este evento, que ha llegado hasta la futurista y muy arenosa Dubai en el 2009.
Como dato agreguemos que el último Mundial 99.900 espectadores, lo que arroja un promedio de 3.122 personas en las gradas por cada partido; una cifra alta si se tiene cuenta que la sede fue un país árabe. Nada menos que 6.000 espectadores pagaron boleto para ver la final en la que Brasil derrotó a Suiza por 10-5.
Los progresos son tan evidentes en el fútbol de playa, que ya son futbolistas especializados los que juegan esta clase de eventos, y quedan pocos casos de ex jugadores que hayan cambiado con éxito el césped por la arena, para alargar sus carreras en una modalidad supuestamente menos demandante.
Hoy, esos ilustres futbolistas, ya no ocupan un lugar en el campo, pero tienen cabida como entrenadores. Es el caso de Ramón Raya, en México, Venancio Ramos en Uruguay, el  otrora irascible crack francés del Manchester United, Eric Cantona en Francia, “Joaquín” en España, Nikolai Pisarev, el DT de Rusia, José Miguel Mateus con Portugal e Ibrahima Ndiaye, de Senegal.

Tradición carioca
Si los brasileños son considerados grandes candidatos en cada Copa del Mundo de fútbol de 11, mucho más en el de playa, que ha sido su creación y al cual practican desde hace varias décadas. No es casualidad que ostenten nada menos que 13 títulos mundiales.
Para la mayoría de los países que jugando estos torneos la práctica de este deporte es toda una novedad, pero en las playas de Copacabana son una costumbre casi ancestral. Jugadores como Zico o Romario hicieron sus primeras armas en las blandas y doradas arenas de Copacabana para luego pasar al césped.
Por eso no extraña, que los estrategas brasileños, y quienes en teoría conocen todos los secretos de esta actividad, sean los adiestradores de moda, sobre todo en selecciones nuevas en los torneos. Nombres de entrenadores como Marcelo Mendes, Ayrton Andrioli, Marco Octavio,
seis veces monarca al mando de Brasil en la era previa a la FIFA, y Neném, el futbolista que más goles ha marcado en la historia de esta modalidad, son llamados a conducir a las selecciones que aspiran a aprender los secretos tácticos y prácticos del juego.
El fútbol de playa tiene una dinámica diferente del tradicional, debido a la irregularidad del piso y al tamaño del campo de juego. Son uno o dos toques, la pelota en el aire siempre y la búsqueda casi obsesiva y permanente del marco rival, desde cualquier punto del campo de juego.

 Historia oficial
Desde que la FIFA acogió al beach soccer o fútbol playa se han celebrado los mundiales, cada año, en forma consecutiva. En el primero de ellos (2005) fue sorprendido el siempre favorito Brasil, consagrándose campeón Francia al derrotar a Portugal por penales; los brasileños fueron terceros (a pesar de ser locales) y Japón cuarto.
Para la siguiente edición, en 2006, los brasileños recuperaron el sitial histórico que tenían (habían ganado nueve de los diez mundiales no oficiales antes de ingresar el juego a la FIFA) y se quedaron con el torneo venciendo a Uruguay en la final por 4-1. Francia y Portugal se ubicaron tercero y cuarto respectivamente.
El Mundial de 2007 repitió a tres equipos en el podio, pero con otro orden, ya que los brasileños volvieron a consagrarse campeones al vencer a México en la final por 8-2, mientras que los uruguayos finalizaron terceros y los franceses cuartos.
En el 2008 lo brasileños volvieron a decir ‘presente’ a costa de Italia y por un marcador de 5-3. Portugal quedó tercero y España cuarto.
En 2009 Brasil siguió siendo el más grande, derrotando a Suiza, mientras que Portugal volvió a ser tercero, esta vez dejando a Uruguay en el cuarto puesto.
Este 2010 no tendrá Mundial playero, puesto que las autoridades de FIFA han decidido que su frecuencia pasará a ser cada dos años.

 Estrellas propias
El suizo Dejan Stankovic, anotador de 16 goles en el último mundial, es considerado una estrella del presente y ha recibido el balón de oro en Dubai.
El portugués Madjer en las dos primeras ediciones de este evento fue ganador del Balón de Oro al mejor jugador y del botín de Oro al máximo goleador.
Carlos Alberto Lisboa, más conocido como “Neném“, fue en su día un destacado jugador de fútbol playa, al que muchos consideran el Pelé de esta especialidad. A lo largo de 12 años de carrera internacional (1994-2006), se convirtió en el máximo goleador de Brasil, equipo con el que logró nueve títulos mundiales de la disciplina, aunque sólo uno de ellos oficial.
El ex internacional senegalés Mamadou Diallo a los 36 años ha alargado su brillante trayectoria en esta modalidad, luego de haber jugado más de 15 años en clubes como el Duisburgo de Alemania, el Sant Gallen de Suiza, el IFK Gotemburgo de Suecia y el Tampa Bay Mutiny de la MLS, liga en la que fue valorado como el mejor jugador en la edición 2000.
Los nombres seguirán sumándose, en busca de balones de oro, mientras el público mira cada vez con más interés el doble espectáculo de los malabaristas descalzos en la cancha y los bikinis en la tribuna.

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