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martes, 16 de febrero de 2010

R: Las liguillas $uman y $uman




soporteditorial.com
En el pasado todos los torneos de fútbol se jugaban de la misma manera, a dos ruedas, en régimen de visita recíproca, y el que sumaba más puntos era el campeón. Así de sencillo; con el mismo sistema con el que hoy se siguen jugando los torneos europeos.
En gran parte de América el sistema de competencia sufrió cambios desde hace bastante tiempo, cuando se buscó en las liguillas una manera de mantener a mayor cantidad de público asistiendo a las canchas y de jugar más partidos; lo cual redundó en mayores recaudaciones.
¿Justo o rentable?
¿Cuál sistema es el mejor? ¿Cuál es el más justo? Dos preguntas completamente diferentes que pueden tener respuestas tan opuestas como los intereses o las convicciones de los interrogados. La justicia y la injusticia van por caminos tan diferentes como la economía y el deporte.
No parece justo que un equipo que ha mantenido un buen rendimiento durante todo un torneo, en el que se ha tenido al frente de las posiciones, pierda en un solo partido lo que le costó toda una temporada.
Un partido es eso: solo un partido, y situaciones coyunturales pueden dejar por el camino al líder. Encontrarse con varias figuras importantes ausentes (por expulsiones, lesiones o llamados de la selección nacional), un mal arbitraje o simplemente una ‘tarde negra’, pueden tirar por tierra todo lo trabajado y logrado, debido a un sistema de competencia que baraja y da de nuevo, al término de un torneo regular, dejando al 8vo. de la tabla en posición de darle un golpe de nocáut al 1ro. y ‘¡hasta la vista, baby!’.
La lista de perjudicados por el sistema de liguillas es tan larga que sería ocioso revisarla, pero a vuelo de pájaro se pueden citar ‘damnificados’ en el fútbol mexicano de los últimos años, como Santos, Chivas y Toluca. Es más, se está dando como constante en el balompié azteca que los súper líderes no llegan a ser campeones.
A la europea
No todo el continente americano se ha apegado al nuevo sistema de liguilla; tal es el caso de Argentina que sigue ‘a la europea’, tal vez por tener un torneo tan atractivo que le permite hacerlo. ¿Qué hubiera sido del sorpresivo Banfield, último campeón argentino, si hubiese tenido que enfrentar una fase de liguilla luego de lograr liderar el torneo? Probablemente, al enfrentarse a los gigantes con planteles más nutridos, después de un torneo extenuante para un equipo chico, habría resignado su suerte. De hecho la forma agónica en que se coronó perdiendo ante Boca, es una buena muestra de lo que pudo haberle sucedido en una liguilla. El torneo argentino suele ser ‘apretado’ hasta el final, lo cual le permite mantener a gran parte del público expectante y concurriendo a las canchas.
En Europa se mantiene el rígido sistema de dos ruedas y suma de puntos, en parte porque a los europeos no les gustan tanto los cambios y también porque venden sus tickets por paquetes de temporada. En otras palabras, aunque el Hull City vaya muy atrás en el torneo británico, los hinchas van a ir porque ya tienen los boletos comprados y pagados. Otro motivo es el fanatismo que esos hinchas tienen por sus colores y un tercero podría ser que su equipo va a enfrentar a un Chelsea, un Liverpool o un Manchester United, lo cual garantiza que verán ‘en vivo y en directo’ a los monstruos que traen esos equipos.
El sistema europeo suele caer en torneos muertos cuando todavía falta mucho para que terminen, porque un equipo se escapa de los demás y se definen a cinco o seis fechas del final. Financieramente esto es nefasto. El 22 de abril de 2007 el Inter Milan se consagró campeón de Italia, por decimoquinta vez, a falta de cinco fechas para que terminara el torneo, debido a que el puntaje que acumuló lo hizo inalcanzable para la Roma, su más inmediato perseguidor. De hecho, desde mucho antes se sabía que el ‘neroazurro’ sería el campeón. Este año la dupla que lidera es la misma, pero la distancia en puntos entre ambos es menor.
Sacando cuentas
Otra desventaja del sistema tradicional o europeo es la carencia de la ‘gran final’, algo que en el sistema de liguilla siempre ocurre. Las dos semifinales y la final de un torneo, por su carácter de ‘partidos sin mañana’ son naturalmente concertadoras.
En cuanto a cantidad de partidos jugados, el sistema de liguilla también ofrece ventajas económicas muy amplias. Mientras que en el torneo español (uno solo por año) participan 20 equipos y juegan 38 partidos en total, en los dos mexicanos (Apertura y Clausura) participan 18 cuadros y, los que llegan hasta semifinales van a jugar 6 partidos más, lo cual da un total de 24 juegos y eso dos veces por año; o sea 48 partidos. Diez más que los que se juegan en España a pesar de haber dos equipos más en la Primera División.
A un promedio bajo, de 30.000 personas por partido, se puede concluir que un equipo mexicano que clasifique a liguilla en ambos torneos va a tener aproximadamente 250.000 espectadores más en sus estadios, en el transcurso de un año, que uno español que sea protagonista en su liga; a lo cual hay que sumarle derechos de televisión en cada partido, publicidad estática en los estadios, etc., etc.
Por ahí está una de las explicaciones de un torneo azteca que es de los que paga mejor a los jugadores a nivel mundial; no tan lejos de lo que perciben en Europa (al menos no tanto como los demás campeonatos latinoamericanos), pese a que México no pertenece al ‘Primer Mundo’.

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