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lunes, 28 de junio de 2010

¡Qué gane el menos perjudicado!

Tanto se especuló desde los medios con las posibilidades del partido entre Argentina y México, que iban desde la preconcebida superioridad pampera hasta la sed de revancha azteca por lo sucedido en Alemania 2006; tanto sobre la presencia de Messi o la dudosa alineción del 'Chicharito' Hernández, que Higuaín, que Barrera, que Guardado, que Maxi Rodríguez, que la pelota quieta, que la velocidad, que la técnica, que ..., que ... Todas las posibilidades parecían contempladas.
Sin embargo nadie consideró la posibilidade que está tomando un rol protagónico en este Mundial, la de la incidencia de una jugada ilícita, groseramente ilícita, en un patido que se degeneró desde allí en adelante, cuando aún nadie merecía nada.
Ahora es fácil aligerar el peso de este tema, asegurando (vaya a saber con qué fundamentos) que Argentina fue superior y de cualquier manera mereció la victoria. ¿Lo hubiera sido sin ese gol que lo cambió todo, y por 'todo' se entiende hasta la primera consecuencia, a pocos minutos de ese primer gol, que significó el grueso error de Osorio para facilitar el segundo y liquidar el partido?
Aún en el caso de aceptar la superioridad argentina, partiendo de la comparación hombre por hombre entre ambos equipos, hay que reconocer que en tal caso los albicelestes no necesitaban de esa ayuda que empañó hasta sus propios méritos.
Es muy probable que Argentina fuera superior, pero nunca se sabrá a ciencia cierta. México se fue del Mundial con la duda y Argentina se quedó en el torneo con la misma duda.
Una verdadera lástima, no por la victoria Argentina sino por la forma en que la FIFA muestra una vez más su cara déspota y se encapricha en no solucionar lo que tiene solución.
Ahora Argentina, la que convirtió un gol ilícito que la puso en ventaja, y Alemania, la que le convirtieron un gol lícito no validado que significaba el empate rival, se medirán en cuartos de final, donde tal vez una de ellas deba irse gracias a otro fallo arbitral erróneo y la falta de respaldo tecnológico para corregirlo.
De ahora en adelante hay que cambiar aquello de 'qué gane el mejor'. Mientras la FIFA no se haga cargo de lo que debe y se aferre a sus necesades: "¡Qué gane el menos perjudicado!"


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