La última despedida

Lidiar con la fama es algo que a muchos jugadores profesionales les supone una batalla perdida. No fueron preparados para enfrentarse a ser un personaje público y todo lo cracks que pueden llegar a ser dentro de una cancha se empareja con todo lo torpes que son apenas pisan afuera y tienen prensa enfrente.
Cuauhtémoc Blanco se va a ir del fútbol sin haber sabido jamás como conducirse fuera de una cancha.

La de ahora (porque siempre protagoniza una diferente) es haberse empecinado en despedirse (por enésima vez!!!) en el América, equipo que no lo quiere ni para que se despida, y entonces el 'Cuau' hace el ridículo paseándose (virtualmente) por las puertas de Coapa a la espera de que se abran las puertas por casualidad y alguien diga: 'Uy, aquí está Cuauhtémoc. ¡Qué gran honor para este club! Extiéndanle una alfombra roja para que pase'.
Cuando no lo consigue, como hace unos pocos meses, se va dar lástima en una división de ascenso. Antes fue Veracruz y ahora sonaba Irapuato. No se respeta a sí mismo ni un poquito.
Al parecer desde el Chicago Fire todavía le guiñan el ojo, tal vez porque por ver a Cuauhtémoc unos cuantos miles de paisanos, del que 'come frutas y verduras', pero fuma en las giras del 'Tri', estarán dispuestos a pagar tickets en la 'Cuidad de los Vientos'. El hombre es taquillero; eso no se discute.
Finalmente, el culebrón va a terminar en el lugar del que nunca debió salir y se va para Chicago, a pasear su tranco lento, su panorama de cancha con toque fino y su condición de idolatrado, para ganarse unos pesos más antes de que llegue la última de todas sus despedidas.