O: De antigüedad a ruinas

Lo mejor que le sucedió a Leonardo la noche que su equipo, Milan, fue eliminado con paliza de la Champions League por el Manchester United, fue que el Real Madrid quedara fuera de competencia frente al Lyon. Gracias a eso las hachas mundiales se concentraron en Pellegrini, Raúl, Valdano y compañía., quedando poco espacio en los medios para descuartizar al rossonero.

Desde cierta perspectiva lo de Milan puede ser considerado como más grotesco que lo de los ‘merengues’, porque arrastra una historia de polémicas decisiones. La contratación de Ronaldinho cuando el brasileño había marcado una sensible baja en su juego. La de Beckham, cuando había encontrado en el Galaxy a su cementerio de elefantes. Mantener un altísimo promedio de edad en un equipo que se supone enfrentará en cada temporada el doble desafío de jugar la Serie A y la Champions League, con su consiguiente exigencia física.
El Milan parece haber optado por un equipo taquillero, pero no competitivo. Una especie de Harlem Globe Trotters del fútbol, donde importa más el show que la competencia. El objetivo comercial se ha logrado hasta el momento, con bastante éxito, y como ejemplo hay que citar su visita a Atlanta en 2009, para enfrentar al América de México.
En ese momento la mayoría de las personas que adquirieron sus boletos, a precios bastante altos, dijeron haberlo hecho para ‘ver a Ronaldinho en vivo por una vez’. El resultado del partido amistoso poco le importaba a la gente, tampoco el planteo táctico de uno u otro rival; era solo ver a Ronaldinho y algunos de sus compañeros.
Haber caído en propia casa ante el Manchester en el juego de ida (2-3) enfrió las esperanzas de todos (público y prensa) de que el ‘rossonero’ revirtiera tal situación ante semejante rival y en Old Trafford; contrario a lo que sucedía con el Real Madrid, que había perdido por mínima diferencia como visitante. Tal vez por eso nadie se sorprendió cuando Rooney comenzó a poner en cifras lo que todos aguardaban, ni cuando la victoria tomó ribetes de paliza con un 4-0 que el equipo de Ferguson logró sin esforzarse.
En medio de todo llamó la atención la amabilidad resignada de los jugadores ‘rossoneros’, que en ningún momento dieron señales molestia, o cualquier sentimiento que denotara algo de rebeldía. Daba la impresión de que habían ido allí a cumplir con un trámite, firmar autógrafos y volver. Gustosamente rendidos de antemano.
Aquel público de Atlanta, deslumbrado por las estrellas, no es el mismo que el ‘tifossi’ que sufre por lo que es actualmente su equipo; por eso desde Berlusconi hasta Ronaldinho, pasando por Leonardo, Seedorf, Beckham y toda la constelación, deberán mostrar otra intención para que ese equipo poblado de carísimas antigüedades no se transforme en una ruina del que una vez fue uno de los grandes protagonistas de Europa.